El hombre, desde un punto de vista biológico, dispone de tres posibles respuestas instintivas ante situaciones de peligro o amenaza: la lucha, la huida y la parálisis. Estas respuestas, fruto del miedo, no solo condicionan nuestras reacciones ante episodios que puedan poner en peligro nuestra supervivencia, sino que también marcan nuestra forma de actuar ante los desafíos, más o menos trascendentes, que debemos afrontar en nuestro día a día. Aceptar estos desafíos supone, muchas veces, enfrentarnos a procesos de cambio que nos obligan a salir de nuestra zona de comodidad. Y el temor al cambio nos conduce, a su vez, al abandono, a la postergación o al encasillamiento.
El miedo es, junto a la alegría, la tristeza, la ira, la sorpresa y el asco, una de las emociones básicas del ser humano. Su función consiste en alertarnos y prevenirnos ante peligros reales. No obstante, solemos extender su influencia para ampararnos en él ante amenazas imaginarias que nosotros mismos creamos. En este caso, su misión se desvirtúa impidiendo nuestro desarrollo personal. Optamos por permanecer estáticos, incluso en situaciones que nos causan sufrimiento, evitando hacer frente a las nuevas oportunidades que se nos presentan. Cercenamos nuestros anhelos y expectativas. Renunciamos al progreso en favor de rutinas, a veces oxidadas, que ya ni siquiera nos sirven. Cortamos las alas de nuestro propio crecimiento.
¿Imaginas que el miedo pueda convertirse en un aliado? Escucharlo puede aportarte información útil para fortalecerte y dar respuesta, con más garantías, a cualquier desafío. Diseccionar tu propio miedo, indagando en su origen y relativizando las escenas temidas a las que te aboca, te ayudará a rebajar su autoridad. Preguntarte por la razón de tus temores puede inspirarte, además, para buscar soluciones, básicas o imaginativas, con las que encarar nuevas realidades que ensancharán tu experiencia del mundo y te dotarán de un mayor potencial. Es mucho lo que puedes conseguir. Ya lo dijo el escritor Christian Friedrich Hebbel: creer posible es hacerlo realidad.